En un post anterior os hablaba de qué es asertividad y de los distintos estilos de conducta (pasivo, asertivo y agresivo). Cuando nos comportamos asertivamente nos permitimos relacionarnos con nosotros mismos y con los demás de forma libre, adecuada, desde el respeto; nos permitimos mantener y desarrollar nuestra autoestima y autoafirmarnos al tiempo que facilitamos y enriquecemos la relación con el otro. Y para poder hacerlo bien, lo primero es saber cuáles son nuestros derechos asertivos.
Cuando nos comportamos de manera pasiva no violamos los derechos de los demás, pero nos estamos faltando el respeto a nosotros mismos, dejando de lado nuestras propias opiniones, necesidades deseos, etc.
Por ejemplo: imaginemos que vamos a un restaurante, pedimos un filete poco hecho y nos lo traen muy pasado. Si optamos por no decir nada y comernos el filete a disgusto nos estaríamos comportando de manera pasiva. Este estilo de actuación nos hace sentir muy mal y mina nuestra autoestima.
Por el contrario, cuando nos comportamos de forma agresiva intentamos hacer valer nuestros derechos, pero a costa de violar los derechos de los otros. Siguiendo con el ejemplo anterior, utilizaríamos un estilo agresivo si optáramos por gritar e insultar al camarero exigiendo la hoja de reclamaciones. Este tipo de conducta también nos ocasiona problemas emocionales porque generamos más conflictos, en lugar de resolverlos, y acabamos siendo rechazados.
El estilo asertivo sería aquel por el que le diríamos al camarero amablemente que, por favor, nos sirviese un filete poco hecho.
Veamos cuáles son los derechos universales que todos tenemos:
- A veces tienes el derecho a ser el primero. No es necesario que siempre antepongas las necesidades de los demás a las tuyas. Es muy sano decir “no”.
- Tienes derecho a cometer errores. No tenemos la obligación de tener siempre la respuesta correcta. Los errores forman parte de la vida, no somos perfectos. Además son una fuente de aprendizaje y crecimiento.
- Tienes el derecho a ser el juez último de tus sentimientos, deseos, opiniones, creencias, etc. y a asumir las consecuencias. Eres el máximo responsable de ti mismo, por tanto depende de ti elegir cómo pensar, sentir y actuar, aunque los demás no estén de acuerdo.
- Tienes derecho a cambiar de opinión o de línea de acción. Como reza el dicho, “rectificar es de sabios”. Cambiar de idea no es dejar de ser uno mismo, es una forma de evolucionar y crecer.
- Tienes derecho a no poner excusas o justificarse ante los demás. Somos libres para ser nosotros mismos, tenemos el derecho de hacerlo, aunque a los demás no les guste. Es una forma de autorrespeto, autoafirmación y dignidad.
- Tienes derecho a criticar y a protestar por un trato injusto. Eso sí, respetando los derechos de los demás.
- Tienes derecho a ignorar los consejos de los demás. Cuando nos dan un consejo de nosotros depende elegir seguirlo o no. No es un imperativo.
- Tienes derecho a estar solo, aun cuando los demás deseen tu compañía.
- Tienes derecho a no anticiparte a las necesidades y deseos de los demás.
- Tienes derecho a no responsabilizarte de los problemas de los demás. Puedes decidir si te incumbe o te apetece encontrar la solución para los problemas de otras personas.
- Tienes derecho a decir “no”. No doblegarnos a los deseos, peticiones y necesidades de los demás cuando son incompatibles con los nuestros no nos convierte en un ser egoísta.
- Tienes derecho a recibir reconocimiento por un trabajo bien hecho, sobre todo ante uno mismo. El ser consciente de nuestros logros y manifestar satisfacción por ellos no implica prepotencia, superioridad ni falta de humildad.
- Tienes derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
- Tienes derecho a pedir ayuda o apoyo emocional.
- Tienes derecho a sentir y expresar dolor.
- Tienes derecho a pedir una aclaración.
- Tienes derecho decidir responder o no hacerlo.
- Tienes derecho a decidir no comportarte de manera asertiva.
Ahora bien, no perdamos de vista que debemos aceptar y asumir las consecuencias de nuestra conducta y que los demás gozan de los mismos derechos que nosotros.
Podríamos extraer muchos más derechos del concepto de asertividad, estos son los más importantes, pero no los únicos. ¿Se te ocurre algún derecho asertivo más? ¿Haces uso de ellos?
El libre ejercicio de estos derechos es la expresión más clara de una adecuada autoestima.
“La asertividad está diseñada para defenderse inteligentemente. Cuando la ponemos al servicio de fines nobles, la asertividad no sólo se convierte en un instrumento de salvaguardia personal, sino que nos dignifica.” WALTER RISO.
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